Las grandes estrellas de la selección argentina están cada vez más solas, cada vez más lejos de la gente. Y no es precisamente, porque jueguen mal o no se den los resultados. El problema es lo que les pasa por el corazón y los sentimientos.
Hay cosas que deberían recordar los futbolistas estrellas. Las mega figuras tendrían que recordar el tiempo de su infancia cuando eran ellos los que estaban del otro lado, cuando eran ellos con sus familiares y amigos los que esperaban un saludo de los grandes deportistas, en este caso futbolistas, detrás del alambrado, del lado de afuera. Sería un buen ejercicio para ellos recordar cómo se frustraban cuando Maradona, Caniggia, o Valdano, por citar nombres al azar pasaban sin acercarse a esos lugares dónde el público los esperaba, o peor aún, cuando estaban tan lejos, en el interior del país y esos crack solo se veían por TV o se escuchaban leyendas por radio…
Bueno… Messi, Higuaín, Mascherano, Gago, Zanetti, etc, etc, infinitos etcéteras, ahora están del lado de los frustradores, de los soberbios, algunos más otros menos, pero no le dan bola a la gente, se alejan, se esconden, se fastidian ante las muestras de cariño… lo mismo pasa para con la prensa, esos jugadores son esquivos a dialogar con los medios pequeños, o medianos, como si solamente valieran las grandes empresas periodísticas, una muestra más de desprecio hacia la gente.
Ahí radica el problema de estos jugadores… han olvidado el placer de vestir una camiseta de fútbol, en este caso la de la selección nacional, nada más y nada menos. Han perdido todo lo que sentían del fútbol cuando eran niños, para qué jugaban, por qué jugaban. Muchas de estas estrellas del fútbol, NO DISFRUTAN DEL JUEGO, no disfrutan de estar donde están… lo ves en la cancha, futbolistas con cara de perro rotwailer mal dormido.
Mientras juegan no sonríen ni una vez, ¿no les parece raro? (no me vengan con lo del profesionalismo, tienen que volver a sentir, tienen que bajar a la tierra, no es culpa de los millones de dólares que tienen en el banco, la culpa es del sistema que los encierra en countrys privados y hoteles 5 estrellas, con infantería de avanzada como seguridad privada). Están cada vez más lejos, cada vez más solos. Las estrellas están tristes y no pueden rebelarse contra esa tristeza. Es decir, no pueden patear el tablero perverso de ajedrez que les impone el sistema.
Estos pobres tipos que son estrellas futbolísticas están muertos en vida. Pueden ganar, perder o empatar, pero cada día van a estar más alejados de la gente. A estas alturas del partido, ni siquiera los títulos que puedan conseguir van reconciliarlos con la gente.
Juegan muy mal porque, aunque les sobran millones, ellos viven para la mierda.
Por Darío Germán Barone.-
